¿Cuándo se inicia un problema?

Las raíces de los problemas son necesidades insatisfechas y no resueltas. Algunas veces simples deseos, equivocadamente convertidos en necesidades, resultado de presiones del entorno y la cultura, que –en el tiempo- llegan a distorsionarse convirtiéndose en inquietudes, malestares y finalmente evolucionar a problemas, con diferentes grados de impacto, complicación y consecuencias.

Es importante comprender y tener conciencia que el desarrollo de un problema es un proceso, que requiere evolucionar en el tiempo; por tanto, no es un punto en el espacio ni un momento en ese tiempo. “El problema del problema” radica en que solo llegamos a verlo cuando se hace visible a simple vista, cuando ya es de verdad un problema,  y comenzamos a sentir su impacto y consecuencias.

Una de las trampas de problema, es que no siempre el problema es el problema, algunas veces confundimos las consecuencias o efectos del problema con el problema. Se dedican recursos, esfuerzo y tiempo, atacando consecuencias cuando el problema sigue activo y creciendo.

La evolución y desarrollo del problema requiere tiempo, esa es su principal variable, la cual dependiendo del tipo de proceso puede ser más o menos lenta, pero nunca tan rápida como creemos. Muchos procesos, entre ellos los procesos sociales, evolucionan o involucionan en años. En procesos más personales, por ejemplo, una relación de pareja se consolida o deteriora en el tiempo. Una carrera profesional sólida se construye en el tiempo. Una empresa alcanza el éxito o fracasa en el tiempo, durante el cual la suma de pequeñas decisiones y acciones hace su efecto, para bien o para mal.

Los procesos no pueden acelerarse ni retrasarse sin dejar vacíos, distorsiones ni futuras consecuencias; la naturaleza nos da el mejor ejemplo, las estaciones invierno, primavera, verano y otoño,  tienen esa secuencia. No hay microondas para procesos, porque el tiempo es la variable calve en los procesos.

Parece un hecho, que lo que se deteriora como un proceso debe corregirse como un proceso, entonces se requiere tiempo para evaluar, comprender y reversar cambios. Las rupturas violentas y bruscas del statu quo, que hacen visible el problema o sus síntomas, han sido resultado del desarrollo del mismo en el tiempo.

Cuando comprendemos que todo cambio tiene un proceso evolutivo que requiere tiempo, se hará más fácil comprender las relaciones de causa y efecto. Aunque puede ser fácil reconocer los efectos, mucho más fácil es percibir los síntomas, pero es complicado comprender las causas o raíces. En muchos casos reconocer las causas es doloroso, porque nos llevaría a aceptar nuestros errores o a cuestionar nuestros propias creencias y paradigmas.

En los procesos de reversión de algún cambio, que en el tiempo consideramos un problema, requerimos comprender que muchos aspectos originales de la situación nunca volverán al estado o condición anterior, porque el cambio en esos aspectos fue tan profundo que produjo transformaciones, no reversibles a corto ni mediano plazo, inclusive –algunas- nunca reversibles.

Es importante tener presente las palabras del escritor y filósofo colombiano Nicolás Gómez Dávila, quien dijo “Nada más peligroso que resolver problemas transitorios con soluciones permanentes”. Pero desde otra perspectiva, las soluciones transitorias o parciales, también son peligrosas, porque en muchas oportunidades pueden atacar y ocultar algunos síntomas del problema, produciendo la falsa sensación de haber vuelto a la normalidad, mientras que el problema continúa su silencioso avance y desarrollo.

Adicionalmente, para resolver los problemas es válido considerar la frase del científico Albert Einstein, quien afirmó que “Los problemas significativos que enfrentamos no pueden resolverse en el mismo nivel de pensamiento que teníamos cuando los creamos”.  Los problemas deben producir cambios en quien es afectado por ellos, llámese persona o entorno, para que éste considere nuevas alternativas de solución. Pretender resolverlo sin considerar cambios en creencias y paradigmas, impedirá que funcione la solución y el problema retornará, quizá fortalecido, más temprano que tarde.

No obstante, la mejor manera de resolver potenciales problemas es anticiparlos, reconociendo las necesidades y variables involucradas, de manera tal de encontrar alternativas de solución cuando son incipientes y apenas se inician. Es importante tener presente que el hecho de que muchas cosas parezcan estar bien, desde nuestra perspectiva y punto de vista, no significa que estén marchando necesariamente bien desde la percepción y perspectiva de otro u otros.

Miguel A. Terán- Editor

Nota: imagen extraída de la web.

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Miguel A. Terán

Psicólogo especialista en Desarrollo de Líderes y Organizaciones, Coach Certificado, Diplomado en PNL y Psicología Positiva, Certificado en Gestión de Recursos Humanos. Ha ejercido cargos de gerencia y dirección regional en el área de latino-américa, para importantes empresas (PwC-PricewaterhouseCoopers, GSK-GlaxoSmithKline, Quaker Oats Company, entre otras). Profesor universitario (UCV), Coach Organizacional, de Liderazgo, Profesional y de Negocios. Escritor, Orador, Entrenador e Instructor en Programas de Formación y Desarrollo Ejecutivo, Gerencial y de Liderazgo.

3 comentarios en «¿Cuándo se inicia un problema?»

  1. Muy interesante tu reflexión y la comparto amigo, a veces hacemos de los problemas un problema más grande todavía, pero para trabajarlos debemos aceptar nuestros errores y es lo que muchas veces no hacemos.,dejar vacíos no es bueno ya que seguimos aparentando que el problema esta resuelto cuando al transcurrir va aumentando y no es bueno…y el problema seguirá siendo un problema…

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  2. Hola !!! Miguel, cordial saludo. Excelente reflexión. También es conveniente considerar si ya cuando comenzamos a anticipar soluciones al posible problema, lo estamos creando.

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