EL PAPA FRANCISCO: UN LIDERAZGO DE HUMILDAD, SENCILLEZ, CONVICCIÓN DE CAMBIO Y TRANSFORMACIÓN.  

“Quien quiera ser grande, que sirva a los demás, no que se sirva de los demás”. Papa Francisco.

El Papa Francisco trajo consigo un liderazgo modernizador y reformista para la Iglesia Católica, guiado por su firme compromiso con la paz y la justicia social, demostrado en las luchas referentes a las crisis humanitarias, guerras, migración, cambio climático, homosexualidad e inclusive los problemas internos de la institución que dirigía, que la deseaba más misionera y menos burocrática, oponiéndose a los esquemas conservadores que impedían cambios, luchando contra la corrupción y promoviendo la transparencia de las finanzas del Vaticano. Sin embargo, algunas de está batallas quedaron a medias, sin concluir.   

Soñó y luchó por una iglesia abierta a todos, sin distinción de ningún tipo, dedicada a construir puentes y no muros, por lo cual, extendió los brazos de la iglesia para abrazar a todas las personas e instituciones, sin excluir a nadie. Criticaba al populismo, que el catalogaba como “una enfermedad de la política” donde una mentalidad nacionalista cuyo objetivo es polarizar y aislar lograba “fomentar división y no la unidad”.

Fue un líder consciente y comprometido que se consideraba “Un pastor con olor a oveja”, de firmes principios que guiaban su vida en todos los aspectos. Debió luchar contra fuerzas políticas externas que se oponían a las reformas que planteó dentro de la iglesia, lo que le hizo muchos poderosos enemigos entre grupos conservadores. Liderizó a la iglesia católica en épocas de turbulencia, tales como las crisis de refugiados y el Covid-19.

Reconocer los logros del Papa Francisco se torna complejo debido a la excesiva polarización de nuestras sociedades, donde todos esperan y exigen compromiso absoluto con posturas y puntos de vista extremos, para considerar y ubicar personas e ideas en uno u otro bando. El sabio punto medio no existe en la mente de los extremos; y ello, conlleva, la necesidad de tomar una posición inclinada hacia algún extremo, donde con seguridad habrá detractores y fanáticos desde el otro extremo.  

El diálogo fue su principal herramienta, y se caracterizó por un lenguaje directo y crítico. No obstante, sus palabras y gestos de alguna manera reflejaban su cercanía o lejanía con individuos y temas tratados. Un líder que practicó lo que predicaba, esforzándose para que sus decisiones y acciones siguieran la misma ruta de sus palabras. Con una mentalidad social y política amplia, que por más críticas que pueda recibir, es innegable reconocer que luchó hasta su último suspiro por un mundo paz y justicia para todos.