I.T. (2016) Director: John Moore Actores: Pierce Brosnan (Mike Regan); Anna Friel (Rose); Stefanie Scott (Kaitlyn); James Frecheville (Ed Porter) Género: Película de Suspenso. (No confundir esta película con la miniserie de terror It)
La película es por demás interesante porque nos brinda la oportunidad de tomar conciencia de los riesgos y peligros de la Tecnología de Información (I.T.) cuando esta invade todos nuestros espacios personales. Reconocemos que cada vez más la privacidad está en riesgo ante el avance de la tecnología. Hoy día este riesgo se hace exponencial con la IA (Inteligencia Artificial).
En la trama de la película Mike Regan es un magnate de la aviación quien posee una lujosa y moderna casa inteligente, con todos los adelantos tecnológicos. Está casado con Rose y tienen una hermosa hija adolescente (Kaitlyn). Una familia con un estándar de vida alto.
Todo cambia cuando la hija de Mike se queja de lo lenta de la señal de wifi, y para resolver el problema Mike contacta a Ed Porter, un joven consultor de tecnología de la información (IT) quien trabaja en su empresa.
Pero el consultor (Porter) comienza a utilizar sus habilidades tecnológicas para acechar a la hija de Mike. Posteriormente, Mike despide a Porter y éste comienza a acceder remotamente a los datos privados de Mike y su casa mientras los monitorea encubiertamente a través de las cámaras y dispositivos de seguridad instalados en toda la casa. Inclusive, interviene hasta el vehículo de Mike, además de hacer daño a los archivos de e-mail, cuentas de banco, etcétera.
Y Mucho más, hasta poner en riesgo la empresa de Mike y la vida de éste y su familia. Vale la pena ver esta película –aparentemente simple en su trama- pero que nos permite comprender las dimensiones apocalípticas del lado oscuro de la tecnología.
Del genio y la claridad de Aldous Leonard Huxley (1894- 1963) escritor y filósofo británico, considerado uno de los más importantes representantes de pensamiento moderno. Entre sus muchas obras, la más reconocida ha sido «Un Mundo Feliz»
From the genius and clarity of Aldous Leonard Huxley (1894-1963) British writer and philosopher, considered one of the most important representatives of modern thought. Among the many works of his, the most recognized has been «Brave New World»
Una vieja expresión refiere «Que la oportunidad hace al delincuente». En USA la facilidad de adquirir armas en general, y armamento de gran potencia en particular, hacen de un simple «loco” un potencial asesino colectivo. Parece lógico que podamos tener una pequeña arma en nuestra casa, una pistola, por si acaso; pero de allí, a tener arsenales que incluyen rifles de alta potencia y miles de balas, ya es otra cosa.
En un país, donde hasta para trabajar haciendo manicure y pedicure, se exige un entrenamiento de muchas horas, la presentación de exámenes y el requisito de una licencia de cosmetología, para luego cumplir con unas horas anuales de educación continua que permitirán la renovación de la licencia; luce entonces inconcebible, el libertinaje y descontrol en la compra de armamento.
Esa cosmetóloga recibe entrenamiento en temas de salud para no hacer daño por descuido o ignorancia a sus clientes. Pero, se puede comprar un arma de cualquier dimensión y potencia, con capacidad de hacer mucho daño, sin ningún requisito, más allá que disponer de los dólares necesarios para pagarla.
Es un hecho que todo control disminuye la oportunidad de quien podría delinquir. Establecer exámenes psicológicos, revisión de antecedentes y registros criminales como condición para el otorgamiento de una licencia, de limitada vigencia, para el porte de armas, y renovable cada cierto tiempo, evitaría muchas de estas tragedias.
En otros lugares del mundo, ese tipo de simple “loco”, sin fácil acceso a la compra de armas, no le queda otra opción -en su locura- que entrar con un cuchillo a una estación del metro e intentar apuñalear a algunas personas, quizá logrando hacer daño, pero muy limitado.
Sin embargo, este joven asesino de la tragedia que hoy nos enluta solo debió disponer del dinero para comprar esas armas y lo demás es una triste y reciente historia. Rezar es válido, pero como una segunda opción, porque si la consideramos la primera opción sería una triste demostración de conformidad, tolerancia y resignación.
No debemos permitir que lo anormal se convierta en algo normal. No debemos desensibilizarnos ante lo anormal e irracional. La idea es hacer algo, porque el día que este tipo de tragedia nos afecte directamente a alguno de nosotros o de nuestros seres queridos puede estar cada vez más cerca; «Our day is coming», en una escuela, en un centro comercial, en el trabajo o simplemente en una discusión de calle o con un vecino.
Entendiendo que existen en el sistema social fallas complejas que están produciendo problemas de salud mental, iniciar la búsqueda y reparación de éstas es la solución a largo plazo, ya que requerirán mucho tiempo -décadas quizá- para hacer y lograr cambios y transformaciones en la sociedad.
Pero, mientras trabajamos en encontrar y resolver esas raíces profundas del problema, debería existir la voluntad, la conciencia y el compromiso de políticos, gobernantes y ciudadanos para exigir y establecer leyes fuertes y estrictas en el control de armas, no leyes débiles, permisivas ni redactadas solo para defender intereses políticos o económicos.
Como ciudadanos es vital expresar nuestra voz de dolor y descontento en busca de cambios y -hasta que éstos ocurran- solo nos queda pedir a Dios que nos proteja. Desde nuestros corazones hagamos llegar sinceras palabras de pesar a los familiares de esas inocentes víctimas, que engrosan una lista que refleja la decadencia humana y social hacia la cual caminamos aceleradamente desde hace algún tiempo.
El diccionario define conflicto de diferentes maneras mencionando palabras tales como enfrentamiento, confrontación, combate, pelea, etcétera. Pero sus raíces surgen de la coexistencia de tendencias, puntos de vista, expectativas, perspectivas e intereses diferentes, contradictorios o contrapuestos. En un conflicto, todas las partes involucradas -directa o indirectamente- tienen alícuotas de culpa.
Injusticias, diferencias, maltratos, desigualdades e inequidades con el tiempo se convierten en inquietudes y malestares que luego evolucionan a problemas, para finalmente concluir expresándose como conflictos. Igualmente, la percepción de riesgos reales o ficticios, miedos, inseguridades, etcétera, también alimentan el conflicto.
Los conflictos pueden tener diferente nivel de gravedad y sus efectos son generalmente expansivos, ya que, en el tiempo, terminan involucrando o afectando a individuos y entornos que no están directamente involucrados en el problema ni en la decisión de iniciar un conflicto.
Ejercer el derecho al voto es uno de los elementos más importantes de la democracia; no obstante, el simple hecho de votar no es una garantía de democracia. Es un hecho que en muchos países totalitarios sus líderes pretenden validar sus gobiernos a través de amañadas elecciones.
Pero, el tema de este artículo está dirigido a los sistemas o sociedades que siguen ciertos lineamientos que les permiten considerarse democráticas, tal vez imperfectas, pero más cerca de lo democrático que de otros sistemas político-sociales.
Sin duda que nuestras palabras tiene la capacidad de producir enormes incendios y mucho daño, aunque -sin lugar a duda- también existen infinitas palabras que nutren y sanan. Es un hecho, que nuestro lenguaje nos engrandece o empequeñece, nos convierte en constructores o destructores, en ángeles o demonios, en víctimas o depredadores, en creadores de sueños o pesadillas, dependiendo de su polaridad, positiva o negativa. En liderazgo, al igual que en cualquier interacción humana, el lenguaje puede ser nutritivo o tóxico.
Cuando utilizamos adecuadamente el lenguaje, cuando éste es positivo, nutritivo o sanador, nos hace merecedores permanentes de credibilidad y respeto. Por el contrario, utilizarlo de manera inadecuada, haciendo indebido, soez y grotesco uso del mismo, llenándolo de contenidos emocionales y poco racionales, nos coloca a un nivel muy bajo, alejándonos de nuestra condición de seres humanos y sociales.
Debemos reconocer y defender a la justicia como un valor básico para la convivencia y orden social, porque ella permite mantener el equilibrio y la armonía entre las diferentes partes de un sistema social al procurar el bien común.
En esa búsqueda de equilibrio y armonía la justicia establece las normas, los criterios y las leyes dirigidas a regular -en base a lo justo y bueno- lo que debe o no permitirse, así como a buscar, establecer y regular lo que es necesario para evitar desvíos, sesgos o desequilibrios que generen conflictos y deterioren la armonía y paz social.
En una sociedad la justicia debe velar por la solidez y el cumplimiento de las leyes. Sin embargo, una de sus importantes funciones es evaluar las leyes a la luz de los nuevos tiempos, para gestionar los cambios o reformas que éstas requieren para continuar siendo de utilidad a la sociedad.
La serie en mi opinión toca dos importantes temas. El primero de estos, su trama nos permite ver y comprender cómo funcionan las cosas en el mundo político, dejando muy claro el tema de luchas y cuotas de poder, pactos, lobby, chantajes, mentiras, compras de apoyo, compromisos y más, donde el “bien común” como objetivo de la democracia se diluye y los intereses personales y de grupos son la prioridad. Por supuesto, que la trama de esta serie es realidad o puede ser realidad en cualquier lugar del mundo, desarrollado o en vías de desarrollo. Es una serie que nos despierta para comprender lo que está oculto tras lo que vemos a simple vista.
Por otro lado, aborda el tema de la vida privada de Birgitte Nyborg. Describiendo el riesgo que representa cuando una persona es absorbida por un objetivo y deja de lado todo lo que había construido durante su vida, para comenzar a vivir y sufrir la ruptura de sus lazos de pareja y familiares, llegando a afectar hasta su propia salud.
Es una serie realmente “adictiva” que nos mantiene pendientes de la trama capítulo tras capítulo. La serie se sucede en el Palacio de Christiansborg, también apodado «Borgen», de donde fue tomado el nombre de la serie, y es ese el lugar del Parlamento de Dinamarca, la Oficina del Primer Ministro y el Tribunal Supremo.
Tipo de Serie: Drama Político
Creada por Adam Price.
Escrita por Adam Price, Jeppe Gjervig Gram y Tobias Lindholm.
Dirigida por Søren Kragh-Jacobsen y Rumle Hammerich
Duración: Tres (3) Temporadas. La primera temporada (2010); la segunda temporada (2011) y la tercera (2013). Netflix tiene programado el lanzamiento de una cuarta temporada en el 2022.
Actores /Actrices: Sidse Babett Knudsen (Birgitte Nyborg); Mikael Birkkjær (Philip Christensen, el esposo de Birgitte); Birgitte Hjort Sørensen (Katrine Fønsmark); Pilou Asbaek (Kasper Juul), entre otros excelentes actores y actrices.
Premios: the BAFTAs in 2012; Peabody Award in 2014 entre otros galardones.
País de origen: Dinamarca
Idioma original: Danés. Disponible en NETFLIX en inglés y español.
Esta historia es un cuento de hadas danés escrito por Hans Christian Andersen y publicado en 1837.
Hace muchos años vivía un Emperador que era moderado y prudente en casi todo, excepto en una cosa: era aficionado a los trajes nuevos y se preocupaba mucho por su vestuario. A la ciudad llegaron dos estafadores que se hacían pasar por tejedores, garantizando que sabían tejer las más hermosas, suaves y delicadas telas.
Nuestras prendas, afirmaban los estafadores, tenían la especial capacidad de ser invisible para cualquier estúpido o persona incapaz para su cargo. Por supuesto, en realidad no había ninguna prenda, sino que los pícaros hacían que trabajaban en la ropa, quedándose con los valiosos materiales y el dinero que solicitaban como anticipo para tal fin.
En un mundo tecnológico y cargado de datos e información es vital filtrarlos y verificarlos, para determinar la veracidad o no de los mismos, antes de creerlos y transmitirlos a otras personas. Sin lugar a duda, que esta responsabilidad está en nuestras manos. Podemos convencernos de una mentira y ser parte del problema al compartirla en las redes, sin haberla verificado previamente.
En otras palabras, así como es posible recibir información falsa, también la misma tecnología nos permite verificarla de fácil manera. Podemos buscar en diversas y serias fuentes opciones de verificación. Entonces, parece no haber escape a nuestra importante cuota de responsabilidad para con nosotros mismos y para con los demás.
Es un hecho que, tal cual, deterioramos nuestra salud física alimentándonos de manera inadecuada o deficiente; también deterioramos nuestra salud mental, emocional y espiritual cargándonos o saturándonos de información irrelevante, innecesaria, inútil, manipulada, desvirtuada, sesgada o de pésima calidad. Peor aún si pretendemos aplicar similar dosis a nuestros amigos reales y virtuales intoxicándolos con esa basura.
Es necesario que evitemos reaccionar ante una información o noticia, tomando –para ello- el tiempo requerido a fin de verificar la información antes de hacernos eco de esta. Muchas noticias, más allá, de lo ciertas que puedan ser solo contribuyen a crear nerviosismo, angustia o agravar un problema, sin aportar nada bueno; por tal razón, no debemos sumarnos a la campaña de caos o de la crítica desmedida, detrás de las cuales con seguridad existen intereses que desconocemos.
Innumerables noticias de prensa, medios e intereses amarillistas, lejos ayudar a un mundo mejor contribuyen al caos, angustia y desconfianza. Detrás de esa información falsa, desvirtuada, medias verdades y siempre dañina, existen diversos, variados y oscuros intereses.
Es válido ratificar que el lenguaje no es inocente, las palabras tienen alguna razón de ser y crean realidades, para bien o para mal, ciertas o falsas. Al convertirnos en eco de información no verificada podemos contribuir a diseminar información de dudosa fuente y razón. Estimo que más de un 98% de la información que recibimos no ha sido verificada por quien nos la hizo llegar, entonces hagamos la tarea nosotros, antes de creerla y de transmitirla.
Los seres humanos a pesar de lo racionales que creemos ser, en ocasiones actuamos de manera irracional. Muchos individuos u organizaciones promotores de falsa información están convencidos de nuestra irracionalidad y, seguros, que ello nos llevará a reaccionar sin verificar y convertirnos en parte de su equipo de promoción de información desvirtuada, falsa y negativa.
En las redes circula mucha información de todo tipo, cierta y falsa. Hace algún tiempo, una historia famosa reportada en BBC –Mundo fue la referente a la niña de seis años Charly Johns quien luchaba contra el cáncer, y su madre Anna reportó a través de las redes sus avances por dos años, hasta que anunció que la niña, finalmente, perdió la batalla contra la enfermedad. La verdad descubierta más adelante fue que ni Charly ni Anna existían, porque simplemente fueron invento de una adolescente.
Muchas personas -entre las cuales encontramos a algunos amigos reales o virtuales- retransmiten información no verificada o de la cual incluso tienen dudas de su veracidad, pero la razón para transmitirla es que esa información está en línea con su manera de pensar o interés acerca de algún particular tema, por ello, irresponsable o manipuladoramente la comparten.
Recuerdo que una vez reclamé a una amiga virtual haber compartido la portada de una revista, que hacía referencia a la ostentosa casa de un político, quise verificar la información utilizando el número y la fecha de la edición, para lo cual procedí a buscar la portada en la página web de la revista, encontrando que en ese número realmente aparecía la casa, pero era de un futbolista cuya foto y titular habían sido cambiados por los del político. Le hice el reclamo a mi amiga y me dijo que no le importaba, porque lo que deseaba era dar mala publicidad al político. Por supuesto, la bloqué a ella de todas mis redes. Hacer montajes hoy día es fácil, no seamos cómplices de oscuros intereses.
La información que compartimos demuestra nuestro nivel de conocimiento o nuestra ignorancia, acertadamente el músico irlandés y activista político Bono afirma «Cuanto menos sabes, más crees». Podemos ser tontos útiles y para evitarlo debemos ser responsables y honestos en el manejo de nuestras redes sociales, garantizando la veracidad de las noticias y la seriedad de la fuente, hasta en aquella información que parezca nada dañina, es nuestro compromiso de conciencia ciudadana.