Miguel A. Terán
Generalmente, las prioridades pueden convertirse en hechos, dependiendo de nuestros intereses y motivaciones, de las opciones disponibles, de nuestra capacidad para asumirlas, de los recursos de que disponemos y de la libertad para elegir. El primer paso es priorizar y luego enfocarse para hacer realidad esas prioridades.

Sin embargo, la escogencia de prioridades debe ser vista desde perspectivas a corto, mediano y largo plazo, ya que muchos logros a corto plazo pueden convertirse en fracasos a mediano y largo plazo. Cuando el líder escoge alguna de las opciones disponibles debe estar consciente que está diciendo “No” a otras opciones.
Las elecciones tomadas, de alguna o varias maneras, demuestran o reflejan cuan metódico, organizado o desorganizado, racional o emocional, seguro o indeciso, armónico, equilibrado, conocedor o ignorante es el líder.
Esas elecciones deben ser armónicas y equilibradas en lo físico o material, lo psicológico, lo emocional, lo espiritual y lo social. En el caso de un líder las prioridades deben, de alguna o varias maneras, satisfacer las necesidades, deseos e intereses de las personas, grupos, equipos o áreas que lideriza. Sin embargo, es común que algunos “líderes” coloquen sus objetivos y prioridades personales por encima de las prioridades de las otras partes del sistema que lideriza.
Una realidad que el líder debe comprender es que no decidir es también una decisión. El psicólogo y filósofo estadounidense William James, afirmaba que “Cuando debemos hacer una elección y no la hacemos, esto ya es una elección”.
El líder debe tener clara conciencia e integral visión para estimar el impacto en el entorno y en el tiempo de las decisiones y acciones en busca del logro de esas prioridades.
