La utilización de herramientas o técnicas gerenciales y de liderazgo requiere, como toda herramienta o técnica, la necesaria madurez, experiencia y práctica para el efectivo, adecuado y óptimo uso de las mismas. No haber tomado esta precaución ha sido causa por la cual muchas herramientas y técnicas gerenciales y de liderazgo han sido utilizadas inadecuadamente, desvirtuadas en su esencia, haciendo más daño que bienestar. Debemos reconocer que «Un martillo es muy bueno como martillo, pero es pésimo como destornillador».
Muchas novedades y modas en el mundo de la gerencia y del liderazgo, requieren ser puestas en práctica respetando los patrones culturales del lugar donde fueron creadas o desarrolladas. Muchas, independientemente de ello, no son aplicables a otras culturas porque bajo otros parámetros culturales se desvirtúan en su esencia.
El tema ético de su uso es parte vital para el efectivo resultado de la herramienta o técnica, no solo en el corto plazo, sino en el mediano y largo plazo. Una herramienta o técnica no es buena ni mala per se o por sí misma, es el adecuado uso de ésta lo que la convierte en positiva o negativa.
Dejar el uso o valoración ética de lo enseñado a criterio del aprendiz, estudiante o participante constituiría una absoluta irresponsabilidad; por tanto, el instituto educativo y sus instructores, deben garantizar que el aprendiz, alumno o participante conozcan los elementos éticos y las eventuales consecuencias e impacto del inadecuado uso de la herramienta o técnica.
Entonces, una herramienta o técnica de liderazgo y gerencia, como cualquier otra, puede ser utilizada adecuada o inadecuadamente, para bien o para mal, dependiendo del criterio ético y moral de quien las maneje, así como de los márgenes de libertad para su uso. Y es en este punto donde las regulaciones y las normas éticas deben jugar un importante rol de conciencia y control.
No se trata de solo de enseñar o instruir sobre algunos conceptos de ética, lo cual es absolutamente válido, se trata de crear en el aprendiz, alumno o participante claro conocimiento y conciencia acerca de la importancia del adecuado y óptimo uso de la herramienta o técnica. En sociedades cada vez más pragmáticas, en las cuales la ética ha pasado a ser un concepto ajustable y light de acuerdo a la situación, circunstancias y actores, donde los valores toman tonos, no solo blanco y negro, donde lo anormal se considera normal, es un riesgo dejar al solo criterio de alguien, que apenas aprende, el adecuado y ético uso de la herramienta o técnica.
Como principio básico, aclaremos que una herramienta o técnica que no considere “El bien común”, como resultado de su uso, más temprano que tarde nos hará daño a todos. Es válido tener siempre presente lo expresado por Marco Aurelio, el Emperador Romano, quien afirmó muchos siglos atrás que “Nada que no sea bueno para el panal o la colmena, tampoco es bueno para la abeja”, es solo cuestión de tiempo para que nos haga daño a todos.
Los avances en la neurociencia, en estos tiempos, representan un logro, pero también un riesgo. En otro momento, años atrás, los descubrimientos de «figura y fondo» relacionados con los principios gestálticos de la percepción, para dejar huella en el observador, fueron utilizados en muchos casos para manipular los estímulos, desviando el foco de atención y sesgando la forma en que decodificamos, interpretamos y entendemos los estímulos, lo cual nos lleva a organizar nuestras percepciones de una manera previamente planificada por otro, quien sabe con qué oscuros fines.
El filósofo francés y Miembro del Comité Nacional de Ética de Francia, André Comte-Sponeville, ha planteado dos geniales preguntas, las cuales deben ser adecuadamente respondidas para lograr una sociedad basada en el bien común: 1) “¿Si quieres saber si tal o cual acción o conducta de tu parte es buena o condenable? debes preguntarte: 2) ¿Qué ocurriría sí todos se comportaran como tú?”.
El objetivo debe ser enseñar conceptos, técnicas y prácticas gerenciales y de liderazgo con su respectivo uso ético; y así como se explican sus bondades y beneficios, también deben explicarse y aclararse sus riesgos, impacto y consecuencias. Cada día se descubren o se crean nuevos sistemas, herramientas y técnicas, aplicables a la gerencia y el liderazgo, inclusive algunos desarrollos en temas de control del cerebro y la mente humana, que podrían tener sana utilidad dependiendo de en qué manos caigan.
Los líderes deben evitar que los resultados de investigaciones y sus hallazgos, en neurociencias y otros similares tomen el camino equivocado. Es importante tener presente que las herramientas y técnicas gerenciales y de liderazgo, a diferencia de las herramientas y técnicas de trabajo físico, tienen un impacto humano y social de dimensiones y consecuencias, muchas veces, impredecibles.
Los programas de formación profesional y técnica aportan el “hardware” del conocimiento, pero la formación en valores y ética representan el “software” que nos permitirá manejar de manera adecuada y armónica esos conocimientos y formación. Quienes somos responsables de la formación y desarrollo de gerentes y líderes, debemos tener clara conciencia acerca de los temas éticos relacionados con los conceptos, sistemas, técnicas y herramientas de gestión que enseñamos, para poder transmitir un mensaje integral y crear conciencia en nuestros discípulos y educandos.
Referencias: Wikipedia /Diccionario RAE