Un líder no necesita conocer ni saber hacer de todo, pero si requiere sabio criterio para rodearse de gente calificada, que le apoye en el manejo de actividades, áreas o temas que no domina o que no le motiva trabajarlos directamente. Para ello, el líder debe colocar a un lado su ego y, honestamente, reconocer aquellas actividades, áreas o temas en los cuales su accionar y esfuerzo no hará una diferencia de importancia o significativa para la organización, para su equipo o para un determinado proyecto.

Es un hecho que todos tenemos fortalezas y debilidades, motivaciones y pasiones, así como actividades, áreas o temas que no son de nuestro agrado o dominio. Todos quienes hemos trabajado en recursos humanos o apoyando líderes y gerentes, podemos referir casos de individuos, por ejemplo, a quienes le apasiona “la calle”, el trabajo fuera de las instalaciones de la empresa en las relaciones con clientes, la venta de productos o servicios, y más, para estos individuos las tareas administrativas de oficina son -simplemente- un karma.
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