El líder para su efectiva gestión debe lograr armonía, balance y equilibrio entre los diferentes componentes del sistema que lidera. Miguel A. Terán

Los sistemas humanos y sociales son proclives o propensos a “recalentarse”, por la fricción excesiva o continuada, tal cual ocurre en los sistemas físicos. En éstos -los sistemas físicos- la fricción surge entre dos posiciones en contacto que se oponen en su movimiento. En los sistemas humanos y sociales esta fricción excesiva proviene de la brecha (Gap) entre las necesidades y su satisfacción. Es una realidad que las necesidades insatisfechas estimulan el surgimiento o agudizamiento de problemas, que “recalientan” el sistema y afectan su statu quo, pudiendo -eventualmente- alterar, cambiar o transformar su dinámica.

Literalmente, a diferencia del mundo físico que tiene excepciones, ninguno de los componentes de los sistemas humanos y sociales es refractario; queremos decir, que no resiste altas telidervoice-logomperaturas sin descomponerse. Efecto que puede ocurrir -casi imperceptiblemente – en el tiempo. Esa fricción continúa generará incremento en la temperatura de las partes. En el mundo físico existe la opción de lubricar para impedir el contacto directo entre las partes, disminuir la fricción directa y optimizar su movimiento. En lo humano y social podríamos considerar que existe esa opción. Donde algunas decisiones y acciones -tomadas a tiempo- sirven de lubricante al sistema humano y social, disminuyendo su riesgo de recalentamiento. Sigue leyendo El líder para su efectiva gestión debe lograr armonía, balance y equilibrio entre los diferentes componentes del sistema que lidera. Miguel A. Terán