El Camino Medio o el Camino del Medio representa la práctica Budista de no extremismo, basado en la moderación. Sin lugar a duda, que un auténtico líder debe armonizar, balancear y equilibrar los diversos aspectos, elementos y circunstancias del entorno o sistema, así como las necesidades, recursos y expectativas de sus integrantes –no solo de sus seguidores- , creando las condiciones, el ambiente y las vías óptimas para convertir la visión y la misión en una realidad que beneficie justa y equitativamente a todas las partes del sistema.
El líder debe estar consciente que el resultado de transitar de manera continua y permanente en alguno de los extremos, crea desequilibrios e inequidades, los cuales -más temprano que tarde- generarán entropía, ese desorden interno del sistema, que causará daños irreversibles, tanto al sistema como a sus componentes.
Sin embargo, culturalmente nos han formado –y los líderes no escapan de ello- para pensar en solo dos alternativas, hemos desarrollado una mentalidad bipolar o binaria, y nos identificamos, sintiendo preferencia o simpatía por alguna de esas dos alternativas, aunque –en muchos casos- no tengamos claros argumentos o razones para preferirla, y hasta consideremos razonable un punto medio entre ambas.
No obstante, la alternativa escogida está consolidada en nuestra mente por nuestras creencias, paradigmas y valores, lo cual parece convertirla en indiscutible e incuestionable. La historia de la humanidad ha estado llena de individuos fanáticos que defienden de manera desmedida e irracional esa verdad, creencia, idea u opinión que poseen o que comparten. Ese fanatismo puede llegar –en sus extremos- a desconocer la existencia de la otra parte.
El “Camino Medio” nos invita a salir de los extremos para situarnos en ese punto de moderación, que en realidad debe ser un punto de conciencia no un punto de negociación ni consenso, como muchos interpretan, porque en éste último –negociación o consenso- quedarían implícitas ganancias o perdidas. La conciencia nos permitirá reconocer, comprender y aceptar que existen otras realidades y opciones más allá de la defensa de nuestras particulares perspectivas e intereses, lo cual –más temprano que tarde- nos beneficiarán a todos. Expresaba el emperador romano Marco Aurelio: «Lo que no es bueno para la colmena no puede ser bueno para las abejas».
En su libro «Conciencia- Significado y Trascendencia», el psicólogo y filósofo venezolano Dr. Manuel Barroso, refiere que adquirir conciencia nos llevará a desmontar la irrelevancia, los bloqueos y nos enseña a ver más lejos y ser visionarios, haciendo contacto y luchando por lo que realmente importa. Por lo contrario, la mentalidad de opciones extremas nos aleja de la empatía, impide que revisemos y cuestionemos las raíces o causas profundas de nuestras creencias y problemas, nos lleva a racionalizar las polaridades y nunca a reconciliar la dualidad o los opuestos, razones por las cuales concluimos transitando por caminos hacia puntos muertos. Terminamos considerando nuestra opción como la absoluta verdad, la racionalidad o lo lógico; y la otra, como todo lo contrario.
El autor Stephen R. Covey, en su libro «La 3ra. Alternativa» se refirió a un proceso de «Sinergia», que nos lleva a visualizar lo que él denominó la «Tercera Alternativa». Para Covey sinergia no era lo mismo que consenso, porque la sinergia permite trascender el conflicto sin perdidas, combinando las capacidades y recursos de ambas partes para lograr lo que sería imposible hacer por separado. Pero la sinergia en su real sentido es conciencia, esa conciencia que determina en cada caso el camino medio, basándose en agregar valor, ser útil a otros, respetar la dignidad de esos otros, lograr un futuro mejor y trascender.
La conciencia y su resultado la sinergia nos crea un compromiso más allá de los intereses económicos, políticos, grupales o individuales. Recomendaba Gandhi, un válido mensaje para los líderes, diciendo: “Recuerda la cara del hombre más pobre y más débil que hayas visto y pregúntate si el paso que estás considerando dar le será de alguna utilidad a esa persona”. En la misma línea de pensamiento, el sabio Buda recomendaba la moderación en nuestra propia vida y la compasión con el sufrimiento ajeno.
Esa ruta del camino medio, no necesariamente es un punto equidistante entre dos extremos, es –como dijimos anteriormente- un punto de conciencia que puede ubicarse más cerca de uno u otro extremo, dependiendo de las particulares circunstancias. El camino medio no consiste en buscar una solución negociada, de consenso o de transición, sino otorgar el justo valor a la dignidad y la vida humana
El requisito no es solo que el líder motive la coexistencia armoniosa con los demás, sino que tanto él como sus seguidores coexistan armoniosamente consigo mismo. El auténtico líder no debe polarizar porque polarizar está fuera del camino medio. Equilibrio es la palabra clave entre los variados retos del líder, porque cualquier desequilibrio causará desequilibrios mayores en el tiempo, generando la entropía referida algunas líneas atrás, que no hará viable la supervivencia o continuidad del sistema. El filósofo Lou Marinoff plantea que “La armonía se alcanza equilibrando la diversidad, no imponiendo una uniformidad”.
Generalmente, el líder gestionará su liderazgo entre opuestos, pero consciente que ambos forman parte de una totalidad de un todo, que requiere y busca equilibrios. A ambos lados del camino existen necesidades, problemas y expectativas, en muchos casos aparentemente enfrentadas unas a otras, pero todas tienen una razón de ser, porque de lo contrario no existirían.
El camino medio ofrece al líder una perspectiva a largo plazo de sus decisiones y acciones, eliminando el riesgo que representa solo buscar beneficios a corto plazo. Inicialmente, alguno de los lados o ambos lados o polos solo perciben perdidas, pero una vez que el liderazgo ayude a visualizar la “película completa” en el tiempo; la conciencia y la sinergia, permitirán ver un mundo de beneficios.
El líder debe provocar catálisis en el sistema, para que reaccionen las partes que lo componen y generar procesos de cambio y transformación, que lleven a la búsqueda de puntos de encuentro, transición y desarrollo de conciencia.
Miguel A. Terán
Psicología, Filosofía y Coaching.
Liderazgo