Un auténtico líder, sin importar las dimensiones reales de su área de liderazgo, requiere una visión amplia o macro de su gestión. Para ello, el líder debe tener una perspectiva sistémica o total del impacto de sus decisiones y acciones, en un entorno mayor a las reducidas dimensiones de su área formal de liderazgo. Un líder consciente reconoce que su área formal de liderazgo, no importa las dimensiones de la misma, es parte de un entono superior.
En otras palabras, el hecho que tengamos una responsabilidad de liderazgo en un particular equipo, organización, institución, comunidad o país, no debería limitar las consideraciones acerca de efecto e impacto de nuestras decisiones y acciones solo en ese pequeño o reducido entorno de nuestra gestión; ya que las personas a las cuales servimos como líder, al igual que el equipo, organización, institución, comunidad o país, constituyen parte de un entorno de mayor dimensión.
Un equipo es parte de una organización y ésta a su vez es parte de una comunidad, que constituye parte de una sociedad y un país. Las decisiones y acciones que se toman en una organización –por pequeña que ésta sea o parezca- afectan o impactan –positiva o negativamente- a sus integrantes, sus familias, su comunidad, su entorno o ambiente, y mucho más.
Entonces, desde esta perspectiva, el líder debe comprender y entender que sus decisiones y acciones tienen efecto sobre un sistema total, en el cual las partes están inter-relacionadas, engranadas, inter-dependientes y actúan en conjunto. Ello significa que una decisión en algún área en particular tendrá “efecto de eco” en el sistema total, quizá no de inmediato, pero seguramente con el paso del tiempo su efecto e impacto será multiplicador.
Muchos de los problemas que vivimos a diario resultan de visiones y perspectivas locales, domésticas, estrechas, limitadas o miopes de “líderes” en diferentes ámbitos. El Efecto Mariposa, de Edward Norton Lorenz, tomó la referencia de un antiguo proverbio chino que afirmaba: «El leve aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo»; reconociendo a través de esa referencia, aquellos acontecimientos o eventos de variada dimensión, cercanos o remotos en tiempo y distancia, pero que repercuten en diferente magnitud en otros acontecimientos o eventos en un sistema mayor.
El líder debe tener un marco de referencia amplio acerca de cómo ha ocurrido -en el tiempo- la evolución de los sistemas, estructuras, procesos y gente en el entorno, micro y macro, antes de considerar intervenir sobre alguno de ellos.
Un análisis y evaluación de múltiples variables – y la interrelación de las mismas- permitirá al líder alcanzar un panorama más claro de las razones por las cuales las cosas están como están, y proyectar el rumbo de las mismas en un futuro, cercano y lejano, interviniendo o no. Su enfoque debe ser integral, porque –por lo contrario- ver solo parcialidades hará imposible que el líder genere adecuadas respuestas a las necesidades y problemas del entorno.
Es un hecho, que desde su ámbito de responsabilidad directa, por pequeña que pueda parecer, cada líder impacta a través de sus decisiones y acciones al ambiente o entorno total.