En esta oportunidad estamos recomendando dos películas disponibles en Netflix, no son nuevas pero su contenido y trama relacionado con la Corrupción Política continúa 100% vigente. Recomendamos verlas en este orden:
1. La Ley de Herodes.
2. La Dictadura Perfecta.
Ambas son una sátira sobre la corrupción política en un país latinoamericano, en este caso la referencia es a México, pero lo que en ellas ocurre -tristemente- puede darse y de hecho se da en cualquier lugar del mundo, la historia y la contemporaneidad política y de gobiernos está llena de este tipo de pseudo liderazgos y pseudo democracias que construyen grotescos gobiernos.

Lo que aquí se refleja son las causas por las cuales las democracias están -como refieren algunos especialistas- en terapia intensiva. La forma en que los gobiernos manejan las democracias, reflejada y expuesta en estas películas, dejan fuera de lugar lo expresado por Abraham Lincoln en su brillante e histórico discurso en Gettysburg, Pennsylvania, el 19 de Noviembre de 1863, cuando dijo “La democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”.

Lo que vemos en ellas representa -sin duda alguna- las verdaderas causas de las tragedias políticas, económicas y sociales que viven innumerables lugares e individuos en el mundo, desde pequeños poblados hasta grandes ciudades, estados y países.
A quienes creemos en la democracia se nos ha vendido la idea que debemos luchar con “enemigos” cuyo objetivo es destruirla, cuando simplemente esos “enemigos” son el fruto de las semillas que han sembrado por años equivocados gobiernos “democráticos”. Nos dispersamos buscando enemigos afuera, cuando los verdaderos enemigos son políticos y oportunistas de todos tipo, que dicen estar en nuestro mismo bando.
En otras oportunidades hemos expresado una válida analogía de la democracia con la relación de pareja, donde lo habitual es que un miembro de la pareja ve el enemigo de la relación de pareja en potenciales amantes o relaciones del otro miembro, pero nunca considera sus propias fallas ni el deterioro de la relación como la causa.
Parece más fácil buscar el problema afuera que adentro. La realidad es que la pareja se destruye desde adentro cuando se rompen esos lazos de amor en la relación, a lo que le sigue el deterioro de los valores básicos que requeriría su armónico funcionamiento. Igualmente, las democracias también se destruyen desde adentro, nunca desde afuera.