Miguel A. Terán
La costumbre y práctica de buscar un culpable o enemigo externo es bastante común en las relaciones humanas, pudiendo observarse en diferentes ambientes sociales, familiares, amistosos, económicos, laborales, religiosos, políticos, geopolíticos, etcétera. La historia de la humanidad está llena de tristes ejemplos relacionados con esta milenaria práctica.

Con la búsqueda y atribución a alguien o a algo de cualidades o intenciones dañinas, perversas, malvadas o diabólicas, quien utiliza esta estrategia intenta lograr algunos fines:
- Descalificar, dañar, afectar o destruir a ese alguien o algo;
- Escapar, a través de la creación de ese enemigo externo, de los problemas propios, desviando la atención hacia otro lado;
- Sacar beneficio económico, de negocios, de poder o de otro tipo en esa lucha contra el “enemigo” externo.
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