Una visión integral del entorno permite considerar todos sus aspectos, elementos o variables. Y una gestión integral, además de reconocer todas esas variables del entorno y los actores involucrados, también debe comprender los procesos e interacciones que se han sucedido en el tiempo; así como, considerar el impacto, presente y futuro, de las decisiones y acciones en todos los aspectos y elementos que constituyen el entorno de gestión.
El líder debe conocer cómo han evolucionado o involucionado las variables y los actores del entorno en el tiempo, para poder comprender lo que está ocurriendo en el momento presente y proyectar lo que podría ocurrir en el futuro. El líder debe reconocer la existencia de una cultura en el entorno, que se refleja en creencias, costumbres, rituales y paradigmas, que de alguna manera debe considerar para reforzar o cuestionar cuando requiera desarrollar una nueva conciencia y lograr cambios o transformaciones en el entorno.
Percibir desde un solo ángulo, punto de vista o perspectiva representaría una visión miope, sesgada o incompleta del entorno, lo cual –de ninguna manera- sería sano para un efectivo liderazgo. Una gestión inefectiva de liderazgo se caracterizará por la ejecución de decisiones, movimientos o acciones independientes, considerando –limitadamente- solo alguna o algunas variables del entorno que podrían ser afectadas.
En otras palabras, y por lo contrario, un efectivo líder debe considerar de manera amplia, a lo largo y ancho, todas las variables del entorno, antes de decidir o actuar. El líder debe tener plena conciencia que sus decisiones y acciones tienen no solo impacto presente, sino también consecuencias o resultados en el futuro.