El líder no debe confundir efectos con causas. Miguel A. Terán

Considero que el tema de este artículo de muchas maneras lo he tratado o mencionado en anteriores escritos y seguiré haciéndolo, ya que he notado durante años de experiencia y continúo observando esta garrafal o gigantesca falla en muchos líderes, quienes siguen enfocados en el tratamiento de los efectos o síntomas, sin reconocer la real causa, patología o enfermedad responsable de generar el problema.

El efectivo diagnóstico de un problema, al igual que el adecuado diagnóstico de una lidervoice-logoenfermedad o trastorno de salud, es condición vital y clave para determinar la prescripción y tratamiento a seguir. En otras palabras, cualquier tratamiento, medicina o remedio dirigido a resolver el problema, trastorno o enfermedad debe resultar del efectivo diagnóstico. Un deficiente o equivocado diagnóstico nos llevará a un deficiente o equivocado tratamiento.

Los líderes políticos son quienes más comúnmente cometen este tipo de error, aunque los líderes organizacionales también son víctimas de esta práctica. Quisiera pensar que, en todos los casos, este accionar del líder es producto o resultado de su ignorancia o superficialidad sobre el tema, y no de su temor o incompetencia para diagnosticar o resolver el problema, en donde debe resolverse, en la real causa.

No obstante, en el mundo de la política y en el mundo organizacional, las urgencias y la búsqueda de resultados a corto plazo, es una de las razones o patologías más comunes para dejar a un lado la real solución al problema. En el primero de éstos, en el mundo de la política, el interés está generalmente centrado en ganar una nuevas elecciones y/o reelecciones. En el segundo, en el mundo organizacional o corporativo, el enfoque está centrado en las ganancias a corto plazo, en la revalorización de acciones y en la repartición de bonos ejecutivos.

Cuando el líder -por cualquier razón- confunde los efectos con las causas, la posibilidad de distorsionar la realidad del problema es un hecho. Y a partir de allí, las decisiones y acciones que el líder tome irán por el camino equivocado. Podríamos decir que el líder perdió la perspectiva de la causa y fue atraído o atrapado por la del efecto o síntoma. Desde esta perspectiva, muchas de la decisiones y acciones del líder irán dirigidas en la búsqueda de soluciones o resultados a corto plazo, en detrimento, daño o deterioro de las soluciones o resultados a mediano o largo plazo.

Definitivamente, el líder -para evitar este error- tiene que ser profundo en su apreciación de los eventos o circunstancias, debe considerar inclusive el desarrollo en el tiempo del problema, porque los efectos del hoy son resultados de procesos evolutivos -o involutivos- ocurridos en el paso del tiempo. El refrán español «De aquellos polvos vienen estos lodos», que la página de refraneros cvc.cervantes.es lo define indicando que: “La mayor parte de los males que se padecen son la consecuencia de descuidos, errores o desórdenes previos, e incluso de hechos aparentemente poco importantes”.

La superficialidad al analizar y evaluar eventos, circunstancias y problemas, sin consideraciones profundas en busca de las causas o raíces de éstos, solo logrará poner al líder y sus seguidores en el camino equivocado para resolver las reales causas. El líder dedicará esfuerzos y recursos que solo serán “paños tibios” dirigidos a atacar efectos y síntomas, mientras que el problema seguirá creciendo.

En lo social, muchos de los “problemas” que vemos a diario, que nos afectan y que crecen exponencialmente en nuestras sociedades, tales como la delincuencia, el tráfico y comercialización de drogas, la corrupción, la prostitución, la inmigración descontrolada, y muchos más, son efectos o síntomas de otros problemas o patologías más profundas.

En el mundo organizacional, observamos «problemas» tales como: la falta de compromiso de los trabajadores con las organizaciones en las cuales trabajan, los elevados niveles de rotación de personal, los robos de mercancía, la corrupción y problemas éticos, y muchos más, que con seguridad son también efectos o síntomas de otros problemas o patologías más profundas.

Hagamos una aclaratoria previa, vital para comprender los problemas, y es que los problemas son en realidad el resultado de «Necesidades Insatisfechas». En otras palabras, si encontramos la necesidad real, no la superficial ni cosmética, y la resolvemos, el problema o los problemas derivados de ella, desaparecerán.

El tema es complejo, ya que en un sistema social -de cualquier tipo y dimensión- interactúan innumerables variables, afectándose o impactándose unas a otras. Si tomamos, por ejemplo, cualquiera de los “problemas” mencionados en los párrafos anteriores, podremos darnos cuenta de que este problema está asociado con otro problema de mayor complejidad, y así sucesivamente. Sin embargo, las necesidades o reales causas que podremos encontrar, cuando decantamos o filtramos efectivamente los problemas, son relativamente pocas.

En resumen, el líder debe ser ético y profundo en el análisis y evaluación de los problemas que enfrenta, para buscar genuinamente las diferentes variables e interacciones de éstas, no solo en el momento presente sino reconocer su evolución en el transcurrir del tiempo, para tratar de conseguir la necesidad insatisfecha que genera el problema. En el ínterin, en ese espacio de tiempo mientras son definidas las necesidades o causas reales del problema; sin duda alguna, el líder debe dedicar esfuerzos a tratar algunos efectos o síntomas, para contener o minimizar los daños parciales que ocasiona el problema.

Publicado por

Miguel A. Terán

Psicólogo especialista en Desarrollo de Líderes y Organizaciones, Coach Certificado, Diplomado en PNL y Psicología Positiva, Certificado en Gestión de Recursos Humanos. Ha ejercido cargos de gerencia y dirección regional en el área de latino-américa, para importantes empresas (PwC-PricewaterhouseCoopers, GSK-GlaxoSmithKline, Quaker Oats Company, entre otras). Profesor universitario (UCV), Coach Organizacional, de Liderazgo, Profesional y de Negocios. Escritor, Orador, Entrenador e Instructor en Programas de Formación y Desarrollo Ejecutivo, Gerencial y de Liderazgo.

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