Es importante tener presente que la auténtica democracia debe incluir muchos otros aspectos, tan o más importantes que la posibilidad de escoger los gobernantes a través del voto. Los ciudadanos deben tener presente que la única razón de existir de partidos y políticos es la efectiva representación “del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”, según lo expresó sabiamente por Abraham Lincoln en su discurso de Gettysburg, el 19 de noviembre de 1863.
En las auténticas sociedades democráticas tanto los ciudadanos como sus representantes políticos deben comprender lo que significa el acto de votar en beneficio del país y la democracia. Un ciudadano maduro y consciente nunca debería votar solidaria y automáticamente por un partido político determinado o por algún político de ese partido.
El voto debe sustentarse en un acto de raciocinio y evaluación objetiva y critica, en el cual el ciudadano analice la gestión de gobierno de turno, las necesidades de la sociedad y el país, junto a las propuestas de partidos y candidatos para el nuevo periodo de gobierno.
En otras palabras, el compromiso de nuestros votos-como ciudadanos- debe ser con el país y la democracia, no con colores de partidos ni con políticos. Ello significa que en un período determinado podríamos votar por algún partido o político y en el período siguiente por otro partido o político, dependiendo de los resultados de la gestión del gobierno en el período en curso, de las necesidades y prioridades del siguiente período y las propuestas que planteen los partidos y candidatos.
La solidaridad automática con partidos y políticos es una de las principales causas del deterioro de la democracia, porque los partidos y políticos pueden tomar decisiones en su propio beneficio, alejadas de lo que conviene al país y a sus gentes, ya que están seguros de continuar recibiendo el voto de sus fieles, ignorantes e inconscientes seguidores.