Debemos comprender que muchas “verdades” son construidas con mentiras.

Miguel A. Terán

La palabra razón es definida en el diccionario como el “Argumento o demostración, que se presenta o alega, en forma de pruebas o razones, en apoyo de algo o alguien”. Entonces, detrás de la razón debería estar siempre la verdad.

Sin embargo, emociones como el amor o el odio; así como, múltiples intereses, convicciones, creencias, paradigmas, ideologías, cultura, fanatismos y más nos llevan a desvirtuar argumentos y demostraciones, deteriorando y sesgando con ello la verdad. Una vez desvirtuada la razón, la “verdad” que ella sustenta toma rumbo hacia alguno de los extremos, lo cual genera conflictos al negar la existencia del otro extremo o la validez de otros argumentos o puntos de vista.

Parte del problema también ocurre cuando una mentira es repetida tantas veces, que creemos y nos convencemos de que es verdad. A Joseph Goebbels, Jefe de Propaganda del Partido Nazi, se le atribula frase “Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”. Tristemente, las enseñanzas de Nicolás Maquiavelo siguen vigentes para algunos, especialmente en el mundo político y en los negocios.