Todo lo que un líder hace parte de la realidad que éste concibe en su mente y corazón. No obstante, la realidad debe someterse a un adecuado y efectivo diagnóstico antes de asumirla como tal y actuar en consecuencia.
Si el diagnóstico de la realidad es equivocado, todo o buena parte de lo que hagamos posteriormente será equivocado. Un ejemplo simple, si un médico hace un mal o inadecuado diagnóstico de la enfermedad de un paciente, con toda seguridad prescribirá los exámenes, evaluaciones y las medicinas equivocadas.
El respecto en su acostumbrado humor negro el comediante, escritor y estrella de la TV estadounidense Julius Henry Marx, mejor conocido como «Groucho» Marx, afirmaba que: “La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”.
Para decir y actuar, el líder, como cualquiera de nosotros, debe seleccionar, organizar e interpretar la información del entorno, conociendo para ello los procesos y evolución de los mismos, y mezclando de manera armónica, balanceada y equilibrada sus conocimientos y experiencia, junto con los aportes de los miembros de su equipo, el cual debe estar compuesto por individuos de diferente pensamiento y capaces de desarrollar ideas y ejecutar acciones para alcanzar y construir este reto.
El líder debe ser cauteloso y de mente y corazón abiertos para evitar que sus creencias, paradigmas, juicios y actitudes sesguen esa realidad y dar a la misma la más objetiva interpretación, ya que de ello –como dijimos anteriormente- dependerá el adecuado y efectivo diagnóstico y las posteriores acciones. El líder debe comprender las reales necesidades de los seguidores, miembros de equipos o ciudadanos, dependiendo del alcance de su liderazgo antes de actuar.
Desde tiempos inmemoriales filósofos han tratado de responder si existe la realidad fuera de nuestra mente. El reconocido filósofo indio Jiddu Krishnamurt expresaba que “No vemos las cosas como son, sino como somos”. Por ello, la verdad parece una utopía, ya que es complejo ver el mundo tal como es, porque la sociedad y la cultura nos ha formado para percibirlo de cierta y determinada manera. Por su parte el autor francés André Maurois afirmaba que “Solo hay una verdad absoluta, que la verdad es relativa”.
Entonces, parece que debemos reconocer que nos comportamos más basados en nuestra realidad psíquica que en la realidad externa. Es allí, la razón por la cual un auténtico líder debe escuchar y rodearse de individuos de diferente tendencia, que le asesoren y puedan ayudar a visualizar la perspectiva más amplia y armónica del entorno que lidera. Esa parece ser la clave. Un líder que se rodea de serviles seguidores, solo escuchará de éstos, lo que él desea escuchar y la verdad quedará extraviada entre tanta mentira complaciente.
Pero siempre –sin excusa ni disculpa- será la gran responsabilidad del líder cuestionar la realidad tras la apariencia, poniendo a un lado la racionalidad, practicismo, creencias o paradigmas que la desvirtúan, para analizarla como un todo, desde la más amplia perspectiva. La definición de la realidad representa –sin duda alguna- todo un reto para un auténtico líder, porque de ello dependerán los resultados de sus gestión.
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