Participar con nuestro voto en los procesos electorales, no es una opción, es una obligación, deber, derecho y compromiso con el futuro. (USA- Elecciones 2020)

La política tiene un rol vital en el presente y futuro de las sociedades y de sus integrantes, por tanto, es deber de todos los ciudadanos escoger consciente y responsablemente sus dirigentes, haciendo realidad esa decisión a través del libre ejercicio del voto. Es un hecho que la política impacta a todos los integrantes de la sociedad, porque para bien o para mal, viviremos con sus resultados y consecuencias.

El voto es la herramienta de los ciudadanos para distribuir el poder entre las personas, equipos e instituciones políticas, tratando de escoger las opciones más y mejor calificadas, para dar respuesta a las necesidades individuales y colectivas. Es por ello, que la indiferencia, la abstención, falta de interés o la neutralidad ante el tema político, no pueden ni deben ser excusas válidas para no cumplir con el deber y la responsabilidad de escoger a los líderes, que regirán los destinos de nuestras respectivas sociedades.

Sin embargo, ocurre que las características negativas atribuidas al mundo político han contribuido a que muchas personas decepcionadas, frustradas y desalentadas, por lo que allí ocurre, consideren no participar en procesos electorales. Es notorio, al observar estadísticas que un elevado porcentaje de jóvenes, paradójicamente, no participan en las elecciones, dejando en manos de cualquiera su destino, porque en la política se tomarán muchas decisiones que afectarán el presente y futuro de sus vidas. 

Entonces, es necesario evitar que el desprestigio de la política continúe beneficiando a muchos políticos de oficio, porque ante todos esos calificativos negativos, la gente ha concluido que la política es algo sucio, y equivocadamente no participan en elecciones, haciéndole el juego a ese político de oficio, quien siempre tendrá la opción de ganar con el solo apoyo de los votantes de rebaño.

Tengamos presente, que no todos los políticos son lo mismo, ni todas las alternativas políticas serán de igual beneficio para la sociedad. Por lo contrario, si todos quienes acostumbran a no votar, tomaran la decisión de hacerlo, evaluando responsablemente los candidatos, así como la seriedad, integralidad, racionalidad y viabilidad de sus propuestas, muchas cosas cambiarían.

El clérigo y pacifista sudafricano, Desmond Tutu, Premio Nobel de la Paz (1984) afirma “Si eres neutral en situaciones de injusticia, has elegido el lado del opresor». Haciendo una analogía con lo expresado por Desmond Tutu, podríamos también afirmar que no participar con nuestro voto en un proceso electoral, es haber dado su voto a quien ganó, porque nuestro voto multiplicado por muchos –que no participaron, al igual que nosotros- podría haber hecho diferencia en los resultados. 

La primera razón de ser de la actividad política es la justa y auténtica preocupación por la mejora del nivel y calidad de vida de los miembros de las sociedades, del bien común actual y futuro de todos sus integrantes. Nuestra decisión de participar en las elecciones brindando nuestro voto y apoyo a algún o algunos candidatos en particular, tiene consecuencias. Como todo en la vida, el cambio también es necesario en los sistemas sociales y políticos.

No será factible alcanzar verdaderos cambios en lo político, sin lograr que la política refleje y centre su actuación en los valores de la sociedad de la cual forma parte, reafirmándolos.  Las sociedades humanas han venido deteriorándose, perdiendo contacto con lo importante, el resultado podemos observarlo a diario en lo que ocurre en un mundo globalizado, con problemas de pobreza extrema, corrupción, hambre, guerras, inmigración descontrolada, deterioro del medio ambiente, crisis de parejas y familias, crisis económicas, financieras y religiosas, y mucho más, todo lo cual parece exigir cambios en las creencias y paradigmas que dan soporte a un esquema de convivencia humana que ha perdido el rumbo de la equidad y la justicia,  demostrando síntomas de agotamiento y quiebre.

La política como toda institución humana y social corre el riesgo de ser manipulada por quienes la controlan, perdiendo la razón original y pasando a ser un instrumento de intereses particulares, individuales y grupales. “Es fácil que en política se anteponga el éxito personal a la responsabilidad social”, expresaba el psicoanalista, psicólogo y filósofo alemán Erich Fromm. Tristemente, en la política los ciudadanos hemos dejado a un lado los verdaderos ideales, para seguir con fanatismo a individuos y partidos.

La política debe estar enfocada a administrar de la manera más armónica y equilibrada los bienes públicos procurando oportunidades de desarrollo y crecimiento para la sociedad en su conjunto, disminuyendo desigualdades y permitiendo que toda la población disponga de los productos, servicios y condiciones necesarias para garantizar la mayor justicia posible, bienestar y la mejor calidad de vida. Alimentación, educación, trabajo, salud, seguridad, transporte y vivienda, más que sueños, deseos o dádivas, deben ser objetivos por cumplir en cualquier sistema social que pretenda conservar la armonía, paz y felicidad entre sus integrantes.

Las nuevas generaciones de líderes políticos deben lograr el objetivo de volver a inspirar, motivar e influenciar, retomando -con hechos- la credibilidad perdida. Asumir la posición de “políticamente indiferente” no es una alternativa válida, porque esa cómoda actitud de “espectador pasivo” no evitará que suframos las consecuencias de nuestra comodidad y pasividad. Ciudadanos y electores educados, informados y conscientes son indispensables para la efectiva convivencia colectiva, el progreso y desarrollo de las personas, comunidades y naciones.

Publicado por

Miguel A. Terán

Psicólogo especialista en Desarrollo de Líderes y Organizaciones, Coach Certificado, Diplomado en PNL y Psicología Positiva, Certificado en Gestión de Recursos Humanos. Ha ejercido cargos de gerencia y dirección regional en el área de latino-américa, para importantes empresas (PwC-PricewaterhouseCoopers, GSK-GlaxoSmithKline, Quaker Oats Company, entre otras). Profesor universitario (UCV), Coach Organizacional, de Liderazgo, Profesional y de Negocios. Escritor, Orador, Entrenador e Instructor en Programas de Formación y Desarrollo Ejecutivo, Gerencial y de Liderazgo.

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