Es absolutamente válido utilizar los números y estadísticas como herramienta de evaluación de gestión y de inferencia, deduciendo y obteniendo conclusiones, así como considerando proyecciones, en las cuales parece lógico basar la toma de decisiones. Para ello, el líder y el gerente deben garantizar que la información que reciben y utilizan posee la calidad, balance y equilibrio necesarios para dar soporte efectivo a evaluaciones, decisiones y acciones. Evitando, que los números y datos, respondan a creencias, paradigmas, sesgos, intereses o manipulaciones.
Expresaba Nicanor Parra el poeta, matemático y físico chileno, con respecto a la manipulación de las estadísticas, el siguiente ejemplo: “Hay dos panes. Usted se come dos. Yo ninguno. Consumo promedio: un pan por persona.”, su explicación es una clara demostración de cómo se puede mentir a través de las estadísticas.
Aquellos individuos, apegados a los números, que utilizan la expresión “Las cifras no mienten”, deben tener presente también la frase de un Autor Anónimo, quien dijo: “Las cifras no mienten, pero los mentirosos también usan cifras».
Muchas estadísticas solo presentan parcialmente un tema, una de sus caras. Por ejemplo, las estadísticas de empleo, en muchos países, dejan oculto –o cuando menos sin aclarar- si las personas consiguieron realmente un empleo, donde ponen en práctica toda su formación, capacidades, competencias y reciben una remuneración acorde a ello: o simplemente, las personas consiguieron un sub-empleo, donde –por necesidad- realizan tareas por debajo de su formación, capacidad y competencias, recibiendo salarios poco dignos.
En otras palabras, podríamos tener, según estadísticas, “Pleno Empleo” o «Muy bajo desempleo», y encontrar cantidad de profesionales universitarios trabajando en una empresa de comida rápida, repartiendo mercancías, vendiendo cualquier cosa, lavando platos, etcétera; sin que ello, por supuesto, represente o se consideren tareas denigrantes, pero si debemos reconocer que son tareas y responsabilidades por debajo de sus competencias, potencial, satisfacción y motivación.
El reconocido filósofo contemporáneo español Fernando Savater, refiere que «Solo nuestra ignorancia de cómo están o estaban las cosas en el momento A justifica que nos sorprendamos de lo que pasa u ocurre luego en el momento B.» En posiciones de liderazgo político y gerencial, esta puede ser una gran verdad, cuando el líder político o el gerente reciben estadísticas y resultados de gestión sesgados, los cuales al no cuestionarlos, podrán sorprenderle más adelante, cuando la realidad y los verdaderos resultados de sus decisiones y acciones salgan a flote.
En temas macro-económicos y sociales, los resultados estadísticos de corto plazo no son una medida confiable, ya que muchas decisiones que parecen acertadas el día de hoy, que dan resultado a corto plazo, fueron tomadas sin considerar el impacto a mediano y largo plazo. Asumir como válida una tendencia de los números en el pasado y proyectarla al futuro, sin considerar potenciales nuevas variables y cambios, es un riesgo que el verdadero líder no puede permitirse.
Para tomar decisiones adecuadas debemos ser capaces de comprender e interpretar los resultados o la información recibida. Buena parte de las personas acostumbra a tomar decisiones con data o información un tanto vaga, con simples referencias o en base a comentarios, más ahora en un mundo virtual, donde la información sesgada está solo a un click.
Los líderes y gerentes no puede cometer este error, los números que sirven de base a sus decisiones y acciones, deben ser bien analizados, cuestionados y sustentados, desde diferente ángulo y perspectiva, considerando cifras relativas, resultado de establecer comparaciones, nunca los valores absolutos.
Desde otro ángulo, la ignorancia o desconocimiento del receptor de la información, con respecto al tema tratado, es la causa para que surjan los malos entendidos o que éste sea manipulado o engañado. Muchas cifras y gráficos tienen sesgos o manipulaciones resultado de intereses ocultos, pero requieren de la ignorancia del lector como condición indispensable para que la mentira o manipulación funcione. Recordemos la frase atribuida a Joseph Goebbels, el político alemán responsable de la propaganda del régimen nazi y uno de los colaboradores cercanos de Hitler, quien afirmaba que “Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”.
Otro aspecto importante a considerar por parte del líder es que no todo puede llevarse a cifras, especialmente, en lo referido a temas humanos y sociales. Lo que se puede medir se puede mejorar, decía Peter Drucker. Sin embargo, medir se ha convertido para muchos en un paradigma de pragmatismo, muy dañino para la humanidad, cuando todo pretendemos llevarlo a números y resultados, olvidando nuestra esencia humana y social.
Es un hecho, que los líderes y gerentes pueden ser autores o co-autores de falsos o segados números y estadísticas, pero también pueden ser víctima de las estadísticas, por error u omisión, o por manipulación de un tercero. El estadístico alemán Gerd Bosbach, reconoce que “Los políticos acuden a los estadísticos y a los sociólogos no para informarse de la realidad, sino para encargarlos que confirmen sus tesis con cifras y encuestas”.
Para concluir, el líder y el gerente deben conocer los criterios con los cuales se realizaron los cálculos, las variables y factores considerados, fechas o períodos a los cuales corresponde la información, las tendencias, los cambios y proyecciones, y mucho más, para poder considerar la validez o no de los resultados, así como el potencial éxito de las decisiones y acciones hacia el futuro. Es una responsabilidad ineludible del auténtico liderazgo trabajar de manera honesta y profesional con las estadísticas.
Los Ciudadanos, seguidores y supervisados deben revisar la información que reciben, analizándola y evaluándola desde variadas perspectivas y verificándola en confiables fuentes, para evitar ser víctimas de las estadísticas y apoyadores de falsas causas.
Nota: figura tomada de la web.